Fuente: pexels.es. Fotógrafa: Sharon McCutcheon
Hoy, 18 de febrero, se celebra el
Día Internacional del Síndrome de Asperger, (SA) un trastorno generalizado del desarrollo
incluido en la categoría diagnóstica de los trastornos del espectro autista.
Las personas con SA comparten características con otras formas de autismo, pero
disponen de lenguaje verbal, con sus peculiaridades, y poseen una capacidad
intelectual media o incluso superior. De ahí que, a veces, también se considere
que tienen una "discapacidad invisible", dado que sus problemas no
son tan evidentes en un primer momento, a diferencia de lo que ocurre con otro
tipo de déficits.
Parafraseando la guía “Un acercamiento al Síndrome de Asperger: una guía
teórica y práctica” elaborada por la Asociación Asperger España con el asesoramiento técnico del Equipo Deletrea:
" (...) La presencia
de una inteligencia media que caracteriza a la mayoría de las personas con SA
puede llevar a infravalorar las dificultades y limitaciones con las que estas
personas se encuentran en la vida diaria.
Poseer
un cociente intelectual normal o superior no garantiza el desarrollo de una
vida autónoma y satisfactoria. Cada vez se pone más énfasis en el concepto de
inteligencia emocional o social, para designar aquella "inteligencia"
que no es valorada en las pruebas estandarizadas y que es fundamental para la
consecución del éxito personal, académico y profesional. Este tipo de
inteligencia engloba capacidades tan importantes como la empatía, el juicio
social, la capacidad de persuadir o negociar, etc. Para explicarlo con un
ejemplo, ser capaz de almacenar gran cantidad de información o mostrar una
excelente memoria para las fechas no son de gran ayuda a la hora de detectar si
un compañero nos está engañando.
Es muy frecuente que los alumnos
con SA presenten fracaso escolar (sobre todo a partir del segundo ciclo de
Secundaria), fracaso difícil de entender si nos limitamos a valorar el CI. Las
actitudes perfeccionistas de muchos chicos con SA, que llevan a una lenta
ejecución de las tareas, las dificultades atencionales, la desmotivación, la dificultad para
comprender conceptos abstractos, las limitaciones a la hora de organizar las
tareas o la mala estimación y planificación del tiempo son sólo algunos de los
factores que limitan enormemente su éxito académico.
Por otra parte, en el mundo
laboral las características inherentes al síndrome también obstaculizan su
éxito profesional. La escasa comprensión de las normas implícitas que rigen el
funcionamiento de una empresa, la escasez de habilidades empáticas, la mala
administración y organización del tiempo, la presencia de comportamientos
considerados extravagantes por los demás, dificultan la vida profesional de
estas personas. El CI, considerado de manera aislada, es un mal predictor del
éxito académico y profesional (...) "
Un caso particular que podemos encontrar
con relativa frecuencia es el de
personas con Asperger con altas capacidades que no pueden suplir su falta de
habilidad en otros ámbitos tan importantes como el desarrollo socioafectivo y
psicomotriz. Encontramos, por ejemplo, casos de jóvenes con una memoria y una
expresión verbal excepcionales, a los que -sin embargo- cuesta comunicarse de
una manera adaptativa, debido principalmente a importantes carencias en
asertividad y empatía, falta de inteligencia
emocional, rutinas compulsivas, rigidez mental, etc., que complican sobremanera
sus opciones de integración en la sociedad.
Las familias de personas con estas características reportan sus frustraciones,
confusión, baja autoestima y alteraciones del estado de ánimo (cambios bruscos
de humor, bloqueos…), que afectan a todos en casa. Pueden llegar a ser muy
absorbentes, restando tiempo de atención o dedicación a los demás en el hogar y
fuera del mismo.
Algunas de las principales estrategias de intervención, siguiendo la pauta
de la guía arriba citada, consistirán en:
- Asegurar un
ambiente estable y predecible, evitando cambios inesperados, lo que les
proporciona sensación de seguridad.
- Ayudarles a
organizar su tiempo libre, evitando la inactividad o la dedicación excesiva a
sus intereses especiales.
- Enseñar de
manera explícita habilidades y competencias que por lo general no suelen
requerir una enseñanza formal y estructurada (como habilidades básicas de
interacción social).
- Priorizar
objetivos relacionados con los rasgos nucleares del SA (dificultades de relación
social, limitación en las competencias de comunicación y marcada inflexibilidad
mental y comportamental).
- Incluir los
temas de interés para motivar en el aprendizaje de nuevos contenidos, a modo de
gratificaciones o recompensas.
- Prestar
atención a los indicadores emocionales para prever y prevenir posibles
alteraciones en el estado de ánimo.
- Evitar en lo
posible la crítica y el castigo, enfatizando más los factores motivadores antes
mencionados.
El egoísmo y la soberbia -a menudo pedante- que exhiben
algunas de estas personas en determinadas circunstancias y contextos, las hacen antipáticas a nuestros ojos. No debemos confundirnos: se trata de
personas que necesitan ayuda para aprender a interpretar las claves sociales y
emocionales que les permitirán desenvolverse de un modo más satisfactorio para ellas
mismas y su entorno. Además, tampoco sería justo olvidar las cualidades positivas típicas de este colectivo, como su sinceridad, su conciencia moral, su perseverancia...
En suma, podemos concluir que resulta una tarea ardua ayudar a una persona
con Asperger a integrarse sin que se vea forzada a reprimir e incluso anular su espontaneidad como
estrategia para pasar desapercibida. En esta misión perseguimos lograr un
difícil equilibrio entre la adaptación y aceptación social de las personas con
SA y la preservación y el respeto a su identidad y su singularidad. Ello pasa
por el fomento de la sensibilidad de la sociedad (familia y comunidad) acerca
de las personas con Asperger, haciendo una labor sistemática de divulgación e
implementando políticas educativas, sociales y sanitarias que promuevan el
desarrollo de programas de intervención adecuados.